13 de enero de 2013

Trenes fantasmas y otros engaños

El cine juega con nuestra imaginación a través de historias, personajes y lugares. Los directores utilizan todos los recursos audiovisuales para hacer que un encuadre o el montaje de una sucesión de localizaciones produzcan en el espectador el efecto perseguido. Pero cuando se conocen los sitios de rodaje quedan al descubierto ciertas paradojas que solo el cine permite.
He aquí algunos hábiles engaños de los muchos que encontraríamos repasando la historia cinematográfica almeriense.

En 'Los límites del control' (Jim Jarmusch, 2009), el misterioso personaje protagonista, 'Lone man', realiza un viaje en tren entre Madrid y Sevilla y otro posterior entre Sevilla y Doña María-Ocaña (con estaciones perfectamente identificadas).


Resulta muy llamativa esta visión de la estación ferroviaria de Lacalahorra-Ferreira (un conocido santuario para cualquier aficionado al western europeo) puesto que está tomada desde una carretera (la de Charches en este caso) y no desde las vías, como todo el resto del trayecto en tren de la película. De este modo, veremos por las ventanillas del tren los bosques de álamos cercanos a Guadix, paisajes desérticos de la carretera de Almería a Tabernas o incluso una vista del pueblo de Turrillas desde las cercanías del circuito de velocidad de Tabernas.

Pero aparte de algún inexistente trazado ferroviario, hay otros muchos ejemplos de engaños que pasan desapercibidos al gran público. 


En 'El viento y el león' (John Milius, 1975) encontramos, al inicio de la película, un juego a tres bandas que hace que los hombres del Raisuli vengan galopando por el pueblo de Gérgal, que el joven 'William Pedecaris' los escuche desde el cortijo Góngora, en la rambla de Belén de la capital almeriense, y que cuando intente ver el origen del jaleo vea el barrio de La Chanca desde lo alto. Una maravilla que no hace sino presagiar la excelente película de aventuras que veremos durante las dos horas siguientes, con un recorrido magistral por las mejores localizaciones de la provincia almeriense.

Sean Connery y Candice Bergen, participan en este hermanamiento instantáneo de lugares más o menos lejanos, cuando  conversan en el palacio de 'Mulai Ahmed er Raisuli', que no es otro que la Alcazaba almeriense. Sin embargo, la réplica de 'Eden Pedecaris' se produce en el castillo de La Calahorra, con los llanos del Zenete al fondo.





El gran maestro Sergio Leone no iba a ser menos, y
en '¡Agáchate, maldito!' (1971), unía en el espacio Almería y Guadix cuando el protagonista, 'Juan Miranda' (Rod Steiger), salía de la estación de tren de Almería (Mesa Verde en la ficción) y un mexicano caía muerto en sus brazos con la catedral accitana a la espalda.









Y terminamos este breve repaso con otro trazado ferroviario imposible; esta vez, el que hacía circular un tren por el valle del Búho, en pleno desierto de Tabernas, en 'El tesoro de Manitú' (Michael Herbig, 2001)












Os dejamos con los viajes en tren inventados por Jim Jarmusch para su solitario protagonista de 'Los límites del control'


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